De entre los muchos temas que han aflorado a últimas fechas, destaco los siguientes: el aparente estancamiento del auge del libro electrónico y, por lo tanto, el robustecimiento del libro impreso y el lanzamiento de un proyecto para la creación de numerosas librerías por parte de Amazon. ¿Estamos ante un fenómeno que marca tendencia o es una más de las coyunturas del mercado? Son muchos los análisis que se han hecho de estos fenómenos, y no todos apuntan hacia lo mismo.

En buena medida vivimos una fuerte manipulación del mercado por parte de los grandes protagonistas de la industria editorial. El libro impreso sigue siendo la parte fuerte del negocio, por lo que a pocos conviene seguir fortaleciendo la tendencia al alza en materia de lectura a través de los dispositivos electrónicos. Pero no nos engañemos: estos son signos de una época de transición que dista mucho de quedar atrás. El que el libro impreso siga siendo lo que mayores ganancias arroja no significa que sea lo que estratégicamente prevalecerá. Sigo convencido de que el libro electrónico no sólo acabará imponiéndose, sino que, además, es lo que más le conviene a la democratización de la lectura y a la bibliodiversidad. Pero también sé que pasarán algunos (¿pocos, muchos?) años para que eso se dé, a lo largo de los cuales, además, eso que hoy llamamos “libro” habrá de sufrir transformaciones importantes. Recordemos que a más tardar para el 2060 ya prácticamente sólo habrá “nativos digitales” sobre la faz de la tierra.

Hoy estamos viviendo cierto “relanzamiento” del libro impreso. Amazon acabó con la competencia en muchos lugares, pero identifica que, por lo mismo, allí hay negocio, mucho negocio, y cuenta con el músculo económico y, más importante aún, con la información detallada de las preferencias y hábitos de los compradores de libros impresos que prácticamente se las verán con un monopolio. La apertura de librerías no es sino una medida para aprovechar la veta de lucro adicional en esta época de transición. Por otra parte, el surgimiento de numerosas librerías de nicho y de barrio, como la Librería del Ermitaño, apuntan no tanto a un auge del libro con soporte en papel, sino al reconocimiento de que hay numerosos segmentos de la población en todo el mundo que buscan una atención personalizada que sólo proyectos pequeños, con vocación cultural y capacidad de comunicación directa con el público lector al que se dirigen, pueden atender. Por todo esto, es hoy más importante que nunca contar con información como la que ofrecemos a través de Bibliopatía. Los cambios de tendencias, la lucha entre contrarios, seguirán por mucho tiempo, y sólo los mejor informados tomarán las decisiones adecuadas.

Alejandro Zenker

@alejandrozenker