imagesHoy celebramos el día mundial de Internet. A nadie se le escapa que la revolución social que ha sufrido la humanidad con la popularización de la red de redes es algo aun con más impacto que la revolución industrial, cuyas consecuencias todavía ni vislumbramos. Nuevas formas de hacer negocios y de entender las relaciones personales se han incrustado entre nosotros normalizando actos que hasta hace poco eran propios de la ciencia ficción. Algo que definitivamente ha cambiado ha sido la forma de entender la venta de bienes y servicios en un mundo global. Según la empresa brasileña BigData Corp, se considera comercio electrónico “cualquier sitio a través del cual un usuario ejecuta una transacción de compra sin dejar el portal mismo”. Para ello es necesario que se cumpla la condición de realizar el pago en línea y no por medio de depósitos bancarios ni en tiendas de conveniencia. Sin embargo, para un mercado poco maduro como el de México, este tipo de pagos para la compra de un producto es un factor que promueve poco a poco la conversión de los usuarios.

Según expertos, 2016 será un año de retos para el comercio electrónico en México; sin embargo, también afirman estar preparados para enfrentar el periodo valiéndose de tres tendencias: movilidad, ya que las empresas trabajan para ofrecer mayores facilidades al realizar compras en línea mediante dispositivos móviles; desarrollo de nuevas categorías, como los accesorios o la moda, ya que ahora no solo buscan comprar tecnología a través de internet; experiencia para superar a las marcas extranjeras, al mejorar el servicio y la oferta de las compañías locales, elevando los estándares al nivel de países como Estados Unidos o Canadá, ya que los usuarios prefieren ver cómo va su envío y en qué momento lo recibirán; saben que de llegar a la profesionalización en este sentido, las ventas aumentarán considerablemente.

En el año de la llegada definitiva de Amazon a México, se espera un crecimiento de dos cifras en los índices de compras online, especialmente para la próxima década.

Los libros, tanto en su versión de papel como en la digital, han encontrado un gran canal de distribución y venta al llevar las editoriales al cliente final un amplio catálogo sin necesidad de grandes stocks reales, siempre que las fases de aprovisionamiento y logística final lo permitan.

El potencial de México para el comercio electrónico es muy grande. Con una mejor oferta de productos y servicios, además de efectivas medidas de seguridad en la protección de datos, no cabe duda de que el comercio electrónico mejorará los términos de intercambio de bienes y servicios, beneficiando directamente al consumidor final, si bien tiene que superar importantes desafíos, como la “bancarización”, la desconfianza generada por la compra online, los costes logísticos aún demasiado elevados y la falta de penetración de internet en más de 30% de los hogares mexicanos, que son trabas fundamentales que se tienen que vencer para que la adopción de este nuevo canal sea mayor.

Los agentes de la cadena de valor ya se percataron de las posibilidades del comercio electrónico para vender el libro: los autores, junto con empresas como Amazon o Kobo, han comenzado a mover su obra en todo el mundo. Los editores establecen alianzas y sacan toda su fuerza de marketing y comercialización para ofrecer propuestas atractivas a un público global y demandante de nuevos contenidos. Incluso los libreros, aplicando la experiencia de la venta tradicional, han conseguido hacerse un hueco añadiendo valor al mero comercio electrónico.

El momento actual, si la industria editorial sabe aprovechar la coyuntura, puede ser el parteaguas para que el comercio de libros se beneficie de la apertura de este nuevo canal y sea uno de los ganadores, ya que tiene el producto, el conocimiento del medio y la capacidad de satisfacer una demanda global.

Rafael González Bautista

@rafauskiv