Aunque Rusia es el invitado especial a la Feria Internacional del Libro de Teherán, hoy se anunció la llegada de la comitiva mexicana a tierras iraníes. Entre las instituciones y el equipo de profesionales que van representando a nuestro país, se encuentran el Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto de Antropología e Historia, y la directora de la Feria del Libro Internacional de Guadalajara, Marisol Schultz, críticos e historiadores que, especialmente este 12 de mayo, se dedicarán por completo a la difusión del acervo cultural de México.

Lejos han quedado las décadas de imposición cultural directa, explícita, injustificada, violenta y forzosa entre países. Si bien el poderío de ciertas naciones sigue subyugando a las más débiles en pro de sus intereses, la diplomacia ha fungido como manual de urbanidad para que, aprovechando la evolución intelectual y de los derechos humanos propiciada por la globalización, sea hoy el intercambio cultural, representado por el soft power (capacidad de un actor político para influir en otros actores por medios culturales e ideológicos), el que sirva como ventana para estrechar lazos de cooperación, especialmente los económicos, entre países.


No muchos países, sin embargo, han logrado dominar el concepto de soft power. México comienza a darse cuenta del enorme potencial cultural que tiene para fortalecer sus relaciones: la curiosidad que despiertan en el mundo la cultura prehispánica, los movimientos sociales, la idiosincrasia, su literatura. Y aunque a la feria acuden representantes importantes de las letras e incluso se presentará la traducción al farsi de la Nueva historia mínima de México, no incluyeron a los escritores.

Por otra parte, una herramienta fundamental en este intercambio es la traducción de las obras de autores mexicanos a otras lenguas. Según el desaparecido Conaculta, hasta 2014 se había impulsado a 149 editoriales extranjeras para que tradujeran y publicaran a más de 70 de nuestros escritores mediante el programa Protrad del Fonca, aunque no hay datos certeros sobre el número de obras traducidas —sin contar reediciones o reimpresiones—, como para saber qué tanto ha repercutido la literatura mexicana en otras partes del mundo, qué se ha hecho para promoverla, si ha despertado interés del público como para traducir algo más que solo los “clásicos”, si la gente se ha acercado a nuestra cultura a través de los libros o si llegaron a la literatura mediante otras expresiones artísticas… ¿Qué tan grande es nuestro soft power literario?

Queda pendiente, como siempre, contar con cifras fidedignas sobre lo que se hace en materia cultural para promover al país fuera de México. Sin duda, algunas oportunidades de participación son especialmente importantes para acercar lugares tan lejanos como México e Irán, pero mediante un análisis inteligente de sus relaciones se puede estimular el intercambio global. Por lo pronto hoy, en Teherán, sabrán algo de México más allá de las terribles noticias que día a día inundan los periódicos, y eso siempre será motivo para sonreír.

Pilar Flores
@autumnopera